miércoles, 28 de enero de 2009

"Cómo me cae gordo El Gordo"

Cómo me cae gordo que, para las fiestas decembrinas, nuestro querido gordito pachonsito del Polo Norte cambie de color su atuendo; cambie los renos de su trineo por un Jetta y que los renos, duendes o cualquier otro ser mitológico allegado a él, ande firmando contratos millonarios para ser el portavoz de una marca.

 ¿Qué no sería mejor que las cosas se quedaran tal y como las conocíamos antes, es decir, al gordo vestido de blanco y rojo, justo como Coca Cola lo creó?

Lamento decepcionar a muchos con mis declaraciones, pero la vestimenta tradicional de Santa no era rojo con blanco, además no era gordito y tampoco es originario del Chuco -Estados Unidos, para los que no son del norte-.

Pero, a diferencia del resto de las marcas, Coca-Cola no tomó a un icono de la Navidad ni lo vistió con sus colores ni lo sacó a la calle a hacer labor de venta; lo que hizo fue tomar una celebración que coincidía con sus valores de convivencia, alegría y gozo y fue metiendo de su cuchara poco a poco.

Aquí lo importante es ver como se desarrollan las marcas dentro de la convivencia humana. Un Santa con los colores de dicho refresco de cola diciéndome que ésta es una época para compartir no me molesta tanto como un reno vestido de azul diciéndome que en esta época lo mejor para compartir es un producto que él mismo promociona.

No cabe duda que, en las celebraciones, el consumidor se va a encontrar más abierto para adquirir productos, lo importante, como siempre lo he dicho, es ser inteligente y respetuoso con el consumidor.

1 comentario:

morris dijo...

Tienes razón, con todo lo que comentas, Pero no podemos dejar de tomar en cuenta, la sociedad tiene que tener simbolos que representen sus deseos y necesidades.No importa si son un mito creado por los jerarcas de las religiones como la Virgencita de Guadalupe y toda la gama de santos que iluminan el imaginario colectivo con sus pseudomilagros y que hasta tiene su día de fiesta en cada rincon de nuestra geografía. No, lo que importa es llenar el vacío existencial que medios y sus mensajes pro consumo han creado en la mayoría de la población.