lunes, 10 de diciembre de 2007

“Píntate de colores, carnal”

Cuando yo era un pequeñillo, mi padre alguna vez me comentó del poder que tenían los colores sobre nosotros. Me explicó que algunas empresas utilizaban ciertos colores para despertar las emociones deseadas y motivarnos a la acción. Al principio pensé en descubrir los poderes de los colores para crear el plan perfecto con el fin de conquistar el mundo, por eso que terminé estudiando mercadotecnia.

Creo que este tema mínimo ha sido tratado en varias plática de cantina; la conclusión general es que las marcas son voraces manipuladoras que crea un plan malévolo para atraernos a ellas, algo así como “darle toloache a la güera” de la tienda para que caiga rendida a nuestros pies (señores, no lo intenten en casa).

El punto es que nosotros como mercadólogos no somos totalmente responsables del efecto de los colores sobre los consumidores, ya que cada color tiene una cierta influencia sobre nosotros en general, pero también tiene una connotación muy personal, así que lo único que nos queda es masomenos entender la mejor combinación de colores para crear una estrategia de comunicación, la cual, con los simples colores, no tiene la suficiente fuerza para conseguir resultados. Requiere el respaldo de otras tácticas o herramientas de la mercadotecnia.

El simple tema de los colores es tan fuerte que existen estudios y hasta asociaciones que se dedican a entender el poder de los colores, tal es el caso del Color Marketing Group, quienes dicen que el color aumenta la identificación de marca hasta en un 80 por ciento, pero ¿qué pasa por ejemplo si a lo lejos vemos una institución bancaria de colores corporativos blanco y rojo? Automáticamente pensamos en varias opciones: Scotiabank Inverlat, Santander, HSBC y Banorte.

Los colores representan un papel muy importante en la recordación, pero no sólo son para eso ya que, si se les combina con otros elementos que alteren algunos de nuestros otros sentidos, entonces estaremos entablando una relación más estrecha con nuestro consumidor, por ejemplo Mac es fácilmente reconocible por el color de sus productos y tiendas, sin embargo no todo queda ahí, pues además ofrecen diferentes estímulos sensoriales, desde el tacto con la manipulación de los productos hasta el sonido integrado a sus productos o su software.

Los colores pueden dar suficiente fuerza a una marca, pero no podemos dejarle toda la responsabilidad a la paleta cromática. ¿No estamos nosotros para eso?